sábado, 18 de diciembre de 2010

Del Amor y el Colesterol.

Me han pedido que escriba del amor, de la salud y la locura, y de pronto, un niño que corre a los brazos de un hombre. El niño le abraza. El hombre, que ya se ha movido al borde de la silla, le acobiga con ternura Mariana. Entonces, se me ocurre, esa es la razón por la que los lunes nos paramos de la cama. La imagen es completísima. El hombre, a los 5 y a los 80, es un sabio. Pero nosotros, que estamos en el medio, a los 15 nos domina el acné. A los 25 salvar el mundo, a los 35 desmostrar, a los 40 voltearlo todo, a los 50 evitar los 50, y a los 60 la aceptación. Hasta que, si se ha seguido con vida, se llega a una década que se parece mucho a la sala de espera de cualquier consultorio médico. Es una década en la que se piensa mucho lo que habrá poco tiempo para decir. Y si se vive y se llega, “se entra” a los 80. Donde “eso” domina. El abrazo. Que es la verdad. El amor. Porque todo lo demás no existe. Y lo único que existe es el amor. Con estas dos frases comienza el libro Un curso en milagros, que un niño y su abuelo me han hecho recordar. ¿Pensarías que estoy loco si te abrazo? Esa fue la preguta de la espiroqueta. Desde hace 3 mil millones de años que hay vida en el planeta. Pero sólo 700 que la coqueta bacteria se le insinuó a su par. El sexo. Ha traido tanta culpa en la mujer...., y tanta inseguridad en el hombre... Por qué, si la espiroqueta cuenta que fue feliz con su amado? La mujer desea la vida entorno al hombre. Pero el hombre es inseguro. Duda de él. Y en lugar de la entrega,  busca el dominio para reconfirmarse. Niños sin abrazo. Profesionales, si. Exitosos, si. Populares, si. Pero incapaces de amar, porque el niño que no se abraza crece desconfiado. Y un ser que desconfía, no se entrega a nada ni a nadie. En alguna hoja, el libro lo dice de manera brutalmente pura,“haz lo que tengas que hacer con todo tu corazón”. Corazón. Que viene del latín corage. Cobarde pues. Quien no se entrega. El corazón con el que se hace lo que se hace, se piensa lo que se piensa, y se dice lo que se dice, depende del abrazo. Y así se lleva la vida como una antorcha. Y se es libre de descubrir, de aprender, y de ayudar, en una causa  reconocida por uno  mismo como superior. De lo contrario, se tendrá como único oficio el preguntarse y repreguntarse por qué la vida no se detiene ha hacerle feliz. Por qué, por qué, si lo tengo todo? Porque sin eso, se tiene nada. Se estaría mejor como una bacteria. Por cierto, sabe qué es colesterol?

7 comentarios:

  1. Excelente reflexión Ludwig, no en vano la mayoría de las personas actúan como autómatas y no se detienen siquiera un momento a pensar lo que nos hace hace humanos, que no es más que la capacidad de amar, como bien mencionas.

    Saludos,

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  2. Buenísimooooooooooo! No puedo con estos textos tuyos! Jajajajaja.

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  3. "El corazón simboliza la esencia. El corazón es uno de los pocos órganos esenciales que los seres humanos y los animales han de poseer para poder vivir. Si se extirpa un riñón, la persona vive. Si se le amputan ambas piernas y se le extirpa la vesícula billar, un pulmón, un brazo y el bazo, la persona vive… no muy bien quizá, pero vive. Si se le priva de ciertas funciones cerebrales, la persona sigue viviendo. Pero si se extrae el corazón, la persona muere instantáneamente.

    El centro psicológico y fisiológico es el corazón. En los tantras indios, que son los preceptos que dan los dioses a los seres humanos, el corazón es el Anàhata chakra, el centro neurálgico que incluye el sentimiento por otro ser humano, por la propia persona, por la tierra y por Dios. El corazón es el que nos permite amar como ama un niño: plenamente y sin reservas, sin el menor vestigio de sarcasmo, menosprecio o paternalismo".

    "Cuando un hombre entrega todo su corazón, se convierte en una fuerza asombrosa"

    Citas de la Dra Clarissa Pinkola Estés, psicoanalista junguiana internacionalmente reconocida y especialista en post-trauma. Del libro "Mujeres que corren con los lobos"

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  4. bello y duro para los que no fuimos abrazados, lo aprendimos en el camino de otra forma pero si abrazo a mis hijos (mas bien ellos me enseñaron a abrazar) y veo que son libres y felices y abrazan espontaneamente. y espero abrazar a mis nietos (confío en mi magnesio jeje) love you doc!

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  5. Johnson, que bello este escrito, me tocaste el corazóncito... Un Curso de Milagros, excelente libro... sigue escribiendo sobre estos temas, lo haces muy bien....te abrazo! Rena

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